TRAZADO URBANO
El distrito cuenta con dos zonas diferenciadas: lo que los nativos llaman “El centro” y “El Cultural”. Las calles principales son Cortadera (con dirección norte/sur) y Moyano (con dirección este/oeste). Según indica Nené Demonte André, una de las antiguas del lugar, desde Cortadera hacia el Este la calle siempre se denominó Demonte (no Moyano). Sobre la calle Moyano se extiende una bicisenda a cuyos costados se puede apreciar viñedos con pintorescas casonas y chalets de finca. Estos nombres resultan ser representativos de lugares y familias antiguas del lugar. En sus orígenes la calle Moyano siemplemente era una huella cercada de algarrobos.
Estos nombres resultan ser representativos de lugares y familias antiguas del lugar.
La calle “Cortadera” -también llamada “camino viejo” o “Cortadera Vieja”- es la calle fundante del pueblo (calle por la que se ingresaba a las Puertas Negras, portón original de ingreso a la colonia) y está llena de historias. Se llama así puesto que se dirigía a la finca La Cortadera.
Cuenta con plaza y capilla, la capilla “Virgen de Luján”, un paseo, dos escuelas de nivel primer primario (Gustavo André y Ramón Arrieta) y una de nivel secundario (José Miguel Graneros), sala de primeros auxilios, registro civil y destacamento policial.
La capilla “Virgen de Luján” se construyó a principios del siglo XX cuando el señor Luis André donó los terrenos. Según relatan Laura Cipolletta, vecina integrante de la comisión de la capilla y Nené Demonte André, esos terrenos fueron donados por Luis André y Cía: uno al arzobispado para la construcción de la capilla; otro para la escuela y un tercer terreno para el club cultural.
Por el distrito cruza el río Mendoza, en épocas con caudal de agua y en epocas sin caudal. Hasta hace unas décadas atrás el río tenía caudal permanente y durante todo el año. Los antiguos lo recuerdan como muy caudoloso, lleno de vida y “ruidoso”, más aún por las noches, momento en que se recuerda el crujir de los desmoronamientos. La gente se bañaba allí y bebía de su agua.
Los antiguos lo recuerdan como muy caudoloso, lleno de vida y “ruidoso”, más aún por las noches, momento en que se recuerda el crujir de los desmoronamientos. La gente se bañaba allí y bebía de su agua.
Este río cuenta con dos puentes. Uno de ellos es un puente colgante muy antiguo, llamado Puente de Felipe Peña o “Puente viejo”, construido entre los años 60’ y 70’.
Cruzando el río por el carril San Pedro se puede apreciar la vista del médano Sameauta, el cual se encuentra a unos 5/6 kilómetros y pertenece a Asunción; este médano cuenta con numerosas historias relacionadas con el mundo sobrenatural.