EL VERGEL

Reseña Histórica

Según cuentan nativos y nativas, la localidad se llama así puesto que en la zona crecía un  yuyo natural que era muy tupido, verde, florido y colorido, con gran abundancia y variedad  de plantas, flores y árboles, lo cual formaba un manto que podría apreciarse desde el tren  cuando se pasaba por allí; había un bosque inmenso de eucaliptos y en esa zona se  encontraban las mejores fincas, algunas de las cuales hoy conservan sus antiguas casonas.

Casonas antiguas Lavalle
Casonas antiguas
Casonas antiguas Lavalle

El Vergel contó con estación ferroviaria, la estación El Vergel, muy cercana a la Bodega  Donati, perteneciente al ramal del Ferrocarril Belgrano. Este era el ramal más largo del país  que se dirigía hacia el Norte hasta Bolivia. Fue construido aquí a principios del siglo XX, cerró alrededor del año 1993. Los trenes salían de San José, Guaymallén (estación Mendoza), en  la esquina de Mitre y Godoy Cruz, donde hoy se emplaza el centro cultural Le Parc. Desde El  Vergel, el trayecto seguía hasta Paramillo, luego a la estación km 1032 (Costa de Araujo),  luego Estación Moluches (California), luego estación San Pedro, luego El Alpero, luego  estación km 976 (San José) hasta llegar a la estación Resurrección en Lagunas del Rosario.  

Antigua Estación ferroviaria El Vergel lavalle

El ferrocarril era un medio de transporte ligado a la prosperidad económica y el fortalecimiento  de lazos sociales, entre ellos la actividad educativa. El tren era el medio de transporte de la  producción agrícola principal motor de la economía local, y también medio de transporte de  maestras y maestros hasta las escuelas. La escuela primaria Simón Chaves tiene más de  100 años, al igual que su edificio y arboleda.

antiguo cartel ferroviario
Huellas ferroviarias

Entre los años 50’ y 70’ también contó con 3 Almacenes de Ramos Generales y bares.  Entre ellos se encontraba el Almacén de Ramos Generales y Bar Palomo, el bar de Don  Bilardo y el Bar de Don Honorez. El almacén Palomo era atendido por Bartolomé Manresa,  que dicen, “hasta remedios tenía” y funcionaba en una casona de adobe que actualmente se  conserva.

Según Miguel Bilardo, un Almacén fue establecido por un hombre de origen turco, de apellido Musaver. Luego fue vendido a Zanetti quien por el año 1989 lo vendió a Miguel Bilardo, su  último dueño. Previo a esta venta, su padre Eufrasio Bilardo lo alquilaba a Zanetti, y además  de almacén anexó el bar, un lugar donde se jugaba a las cartas. Inicialmente, por los años  50’ Eufrasio Bilardo abrió el bar en otra esquina luego lo trasladó donde estaba la comisaría  hasta que finalmente se instaló en la esquina de Dorrego y Palomar, alquilando a Zanetti.  Esta casona es muy antigua y se encuentra construida en quincha, con palos, madera y barro.  Actualmente vive allí el hijo de Eufrasio Bilardo, Miguel Bilardo.

Antiguo bar de Bilardo

Según Mercedes Honorez por la década del 70` se da comienzo a un emprendimiento familiar  de almacén de ramos generales y bar, ubicado al frente del Bar de Bilardo. Este almacén/bar  era atendido por Emilio Honorez, el abuelo de Mercedes -quien se desempeñaba como carnicero- y Victorina Fernández, su abuela -quien atendía el almacén; también trabajaban  allí su hijo Ignacio (padre de Mercedes) y Cecilio (tío). En el almacén se encontraba desde  carne, limpieza, librería y mercería hasta forraje para animales. En el bar también había  cancha de bochas, centro de atracción de todas las zonas aledañas como Las Violetas. El  almacén era atendido también por un sobrino de Victorina Fernandez, que de muy niño lo  hizo crecer detrás del mostrador, conocido y nombrado «el carita». El edificio de este almacén  ya no se conserva.  

Actualmente cuenta con escuela -primaria y secundaria- y un club, el Club Social y Deportivo  “Dorrego”, denominado así desde el año 1983.

Según cuenta Vicente Cuello, quien ha sido presidente del club durante muchos años, antes  de su nombre y sitio de ubicación actual, este club tuvo dos nombres distintos: primero se  denominó Santa Felisa, y estaba ubicado más al sur; luego al comprar un tambo se sacó el  club de allí y se trasladó al lugar actual, terreno de García Casado, quien a posteriori lo vendió  a la Unión Vecinal, donde al tiempo quedó abandonado muchos años. Más tarde, se armó  una cancha en una finca; luego, por el año 1982, se unificó y se lo bautizó como “Deportivo  Dorrego”. En un tiempo contó con cantina, donde todas las noches se juntaban a jugar a las  cartas, tomar algo y comer; esta cantina ya no funciona. La actividad central es el fútbol.

EL VERGEL DESDE HISTORIAS DE VIDA

Uno de los nativos de mayor edad, nacido y criado en El Vergel es Miguel Manresa, de 80  años. Actualmente vive en la finca donde nació, la cual a su vez conserva las ruinas de la  vivienda de sus padres. Don Manresa sostiene con nostalgia que antes “era mejor”, que todos  los vecinos que vivían allí eran propietarios de las fincas, en cambio ahora, “el que no se  murió, se fue”. También señala que todas las fincas estaban trabajadas; ahora hay muchas  que se encuentran abandonadas. Había muchas fincas chicas, de 4 a 5 hectáreas; ahora,  continúa, quienes son propietarios no residen allí y viven muchos “paisanos” (bolivianos) que  trabajan para ellos. El lugar era como una gran familia entre vecinos, afirma don Manresa. 

Don Cánovas recuerda: “los muchachos del Vergel nos juntábamos en la canchita de la  escuela y nos quedábamos jugando hasta las cero horas”. Se organizaban muchos partidos  amistosos con Las Violetas y La Pega. Se juntaban en el Bar Palomo, apunta; este bar abrió  por los años 50’. Allí se juntaban a jugar a las cartas y al metegol.

Otro referente de la zona es Oscar Guillermo Cánovas. Nacido en El Vergel, fue chofer de  micro de todas las zonas rurales del departamento durante 35 años. Sus padres nacieron allí.  Tenían finca allí y él trabajó con ellos hasta que comenzó a trabajar como chofer de micro.

Don Cánovas recuerda: “los muchachos del Vergel nos juntábamos en la canchita de la  escuela y nos quedábamos jugando hasta las cero horas”. Se organizaban muchos partidos  amistosos con Las Violetas y La Pega. Se juntaban en el Bar Palomo, apunta; este bar abrió  por los años 50’. Allí se juntaban a jugar a las cartas y al metegol.

También recuerda que los bailes se organizaban en las casas y se iban rotando las casas;  los varones ponían la bebida y las mujeres hacían el bizcochuelo. A veces se llevaban a cabo  en la escuela. “Era una juventud sana”, reafirma, agregando que tal como sostiene otro nativo  de la zona, Miguel Blanco “no hay mejor amigo que un vergelino juntarse con otro vergelino”  

Otro relato, lo proporciona Margarita Blanco, quien recuerda que en su infancia “las casas  estaban rodeadas de una hermosa arboleda, las dueñas de casas se dedicaba a cultivar sus  jardines y tenían grandes macetones con hojas de salón. En la calle Dorrego sur había una  finca de la familia Mozo, lugar lleno de árboles y gran cantidad de eucaliptus, donde también  había un tambo; lugar donde la escuela “Simón Chaves” hacía su pic-nic”. Margarita Blanco  enfatiza que agradece haber nacido en un pueblo donde “todos nos conocíamos”. El centro  de reunión era la escuela; era el centro educativo, cultural y recreativo. Los vecinos esperaban  las fiestas patrias, las madres organizaban el chocolate y los padres con la juventud  preparaban la “kermés”. Recuerda que en esos tiempos no había inflación, por lo que a los  trabajadores se les fiaba cosecha a cosecha. También indica que había una familia de origen  árabe, de apellido “Forjan”, la cual tenía un almacén y una pista embaldosada; ahí se hacían  misa los domingos y grandes bailes con orquesta. Para Margarita Blanco “cuando los dueños  se fueron de sus fincas, porque acompañaron a sus hijos a la ciudad, se fue perdiendo el  colorido de las casas, sus jardines no fueron los mismos; no pasó más el tren y las casas se  fueron deteriorando”.

MATRIZ PRODUCTIVA

La producción es agrícola, combinándose vitivinicultura y chacra con cultivo de ajo y zapallo.  También hay olivos y frutales.

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Plantaciones de tomate de Dionicio Huarachi en Costa de Araujo. Lavalle

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