Los antiguos ya han fallecido todos, entre ellos Margarita Miranda, con 102 años. También los  referentes del club. Las personas nativas de mayor edad que actualmente viven son María Elba  Mauna, de 78 años, y su marido Ernesto Zapata, de 82 años. La finca donde reside era de su abuela,  y fue heredada por su padre Alejandro Mauna. Doña Elba Mauna señala que la escuela Félix  Salvatierra era de adobe y recuerda con nostalgia cómo las familias de la zona se bañaban en el  arroyo y se acercaban a pescar. “La zona era todo viña de Jorge Palacio”, afirma; “habían unas  pocas casas (…)antes no había tanta maldad, todos nos acompañábamos; si había alguien enfermo  nos visitábamos”, enfatiza.

Alto del Olvido ha tenido más de un Almacén de Ramos Generales. Sobre la calle General Acha,  hubo en un tiempo una bodega -de la cual quedan unas piletas- y un Almacén de Ramos  Generales que junto con el bar de la esquina en el cruce con al calle San Martín, eran los lugares  donde la gente se proveía de productos y donde se acercaba a tomar algo. También donde se  encuentra la escuela, según doña Mauna, hubo otro almacén de “Pepe” Sabatini.  

Habían dos bodegas. Sobre la calle San Martín se conserva el edificio de adobe de una bodega,  en el cual según narra Elba Mauna, funcionaba una pista de baile donde se bailaba “el pericón”  para las fechas patrias. También sobre la misma calle se conservan casonas y chalets antiguos,  algunos muy bien mantenidos, otros casi en ruina. 

En la actualidad cuenta con un barrio denominado “Alto del Olvido”, el cual era todo viña propiedad  de Sebastián Brizuela, quien donó el terreno para la edificación del barrio. Se destaca su pintoresca  esquina de San Martín y General Acha, donde se encuentra el almacén Alex, la tienda “San  Expedito”, a cargo de Claudia Brizuela seguido del bar, conocido hoy como Bar Brizuela, donde la gente se acerca a jugar al pool y al metegol y se sienta a tomar algo todas las tardecitas, a  veces acompañado con guitarras y asado que preparan en la vereda. Este bar es atendido por  Blanca Selman quien todos los muchachos del bar le dicen “abuela”. Este bar tiene más de 70 años;  antes de funcionar en esta esquina, se encontraba en la esquina de enfrente en diagonal; en otros  tiempos contó con canta de bocha, la cual, lamentablemente ya no funciona.