RELIGIOSIDAD Y ETNOCATOLICISMO.
La Fiesta de la Virgen del Tránsito
El nombre “Virgen del Tránsito” responde a que la virgen fue trasladada de lugar varias veces puesto que “a esta virgen siempre la corrió el río”, dicen nativos y nativas. La capilla de Asunción ha estado erigida en distintos lugares respondiendo su traslado a las corridas que producían las crecientes del río Mendoza. Inicialmente estuvo frente al Cola Mora, en lo que se llama Alto de la capilla.
“A esta virgen siempre la corrió el río”, dicen nativos y nativas.
La rutina ritual-religiosa anual actualiza la memoria de la fundación del pueblo. El nudo de estos rituales está marcado por la procesión, ruta sagrada que rodea concéntricamente al poblado, “para que la virgen vea como va creciendo el pueblo. Así, las procesiones expresan emblemas y símbolos: en la circunvalación, territorializan el área, rememorando la ocupación cultural del espacio y reivindicando a los antepasados. La procesión opera como marca de memoria en dos sentidos: 1) señala a la Virgen como principal símbolo de identidad religiosa-comunal y como protectora, 2) vincula a la comunidad con su pasado actualizando la historia de fundación del centro mediante la conmemoración de su llegada al lugar.
Más allá de lo estrictamente religioso, las fiestas constituyen un espacio de sociabilidad, donde se instalan bodegones en los cuales se ofrece bebida y comidas típicas a la vez que se reúnen los guitarreros de la zona, se canta y se baila. También constituye un espacio donde la gente se encuentra y donde los jóvenes particularmente pueden socializar. Es decir que los santuarios, no sólo marcan emblemáticamente el territorio donde se ubican sino que también actúan como base de integración social.
San Vicente. Un ritual de la lluvia ancestral
Los bailes de San Vicente son realizados anualmente, para pedir y agradecer la lluvia. Son muy numerosos los puestos y lugares donde han sido llevados a cabo pero los nativos señalan 4 puestos principales: Cola Mora, Ñután, María Laura y El Porvenir. El ritual dura una noche, momento en que se cena y se bailan entre 12 y 14 cuecas que son dedicadas al santo para pedirle y agradecerle la lluvia. La gente se amanece bailando y el evento culmina con el desayuno de chivo asado.
Este ritual es un ritual ancestral, que combina figuras y creencias propias del catolicismo con rituales Huarpes ancestrales. El ritual de agradecimiento a la lluvia es un ritual específico de los pueblos originarios. Lo que se incorpora es la figura del Santo.
El ritual dura una noche, momento en que se cena y se bailan entre 12 y 14 cuecas que son dedicadas al santo para pedirle y agradecerle la lluvia. La gente se amanece bailando y el evento culmina con el desayuno de chivo asado.
Uno de los puestos preferidos para llevar a cabo San Vicente es el puesto Ñutan. Es uno de los puestos preferidos puesto que se encuentra lejos de la ruta, está “metido” campo adentro y así solo asiste la gente nativa. En cambio si San Vicente se realiza cerca de la ruta, asiste gente de afuera. El Porvenir es un puesto más antiguo, donde tradicionalmente se han realizado los bailes de San Vicente. Allí reside “Coco” Suarez, hermano de Francisco. Sobre el médano Ñutan se celebra el baile. Podría llamarse al Ñután como el “médano de San Vicente”.
El “quillo” sirve para lavar la ropa blanca, se utiliza como lavandina. La raíz del “tupe” y la ceniza del “jume” y la “zampa blanca” se usan para lavar el pelo. La raíz del “albarcoco” se usa para teñir.