GUSTAVO ANDRÉ

LA COLONIA FRANCESA

Reseña Histórica

El distrito “Gustavo André” fue creado en el año 1908 bajo la figura de “Colonia Francesa”, denominado así por cuanto fue una colonia agrícola desarrollada inicialmente por una familia de origen belga y lengua francesa e impulsada con préstamos del banco francés. Tiene una extensión de 45.6 Km2, un total de 1897 habitantes según censo del año 2010 y una densidad de 41.6 habitantes por km2.

En la actualidad lleva el nombre de su creador, el ingeniero Gustav Joseph André, quien nació en Bélgica el 8 de octubre de 1850 y murió en Buenos Aires el 28 de julio de 1924. Estudió en la Universidad Católica de Lovaina (Fundada en el siglo XV) y se graduó en 1875 con Medalla de Oro con el título de Ingeniero Agrónomo. Fue el creador de la agronomía científica en Argentina.

El ingeniero André arribó a la Argentina en el año 1881 integrando el primer grupo fundacional de cuatro ingenieros agrónomos y tres médicos veterinarios contratado por el general Julio A. Roca para fundar en el año 1882 la Escuela de Agronomía y Veterinaria “Santa Catalina” en La Plata, primer instituto de enseñanza agraria del país. La escuela “Santa Catalina” fue el lugar donde el 6 de agosto de 1883 comenzaron a dictarse en Argentina los primeros cursos agrícolas y veterinarios de nivel universitario, fecha que queda establecida como el día de la celebración del Ingeniero Agrónomo y del Médico Veterinario.

El reconocimiento del trabajo encomendado el Ing. André se le otorga en forma de la cesión de 5000 hectáreas de tierras de esta zona árida de Lavalle que transformaría en una colonia agrícola mediante regadío. Fue así que nace la “colonia francesa” por el año 1908. En ese mismo año impulsó la integración de productores en la fundación de la Sociedad Rural de Río Quinto de la que fue su primer presidente. Fue autor de libros de texto universitarios sobre Química Orgánica y Q. Agrícola.

El Ing. Gustavo André estaba casado con Blanca Böet, una francesa con quien tuvo 7 hijos y 4 hijas: EnriqueGustavo, Francisco, Maximiliano, Pablo, Alberto, Luis, María, Blanca, Mercedes y Juanita. Quienes se radicaron completamente en la zona y promovieron el desarrollo agrícola en la misma, fueron sus hijos Gustavo y Luis André.

El nombre de “Colonia Francesa” se mantuvo por lo menos hasta los años 50’, lo cual queda documentado en dos notas: en una nota de la edición de 1942 de la revista “La Quincena Social” aparece con el nombre de Colonia Francesa y en una nota del diario Los Andes del año 1950, figura como Gustavo André.

Desde su fundación, ha sido un territorio esencialmente agrícola, donde se cultivaba mucha alfalfa. También se plantaba melón, sandía, tomate, papa y pimiento. Hasta llegó a plantarse azafrán y anís. Así relata Rubén Vera, nativo del lugar: “de acá salían las primeras sandías, los primeros melones, maíz, se producía de todo”. Tuvo su época de auge entre los 30’ y los 50’, momento en que funcionaba el ferrocarril y estaba provisto de infraestructura cívica de envergadura que incluía escuela, cine-teatro, farmacia, correo, registro civil, matadero y una gran cantidad de almacenes de ramos generales, bares y pulperías donde no faltaban los ados, la taba y las bochas. Como se conoce, los así llamados almacenes de ramos generales por la variedad de rubros comerciales que abarca, nacieron con las demandas de los vecinos y vecinas y fueron a principios del siglo XX, verdaderos puntales de crecimiento de los pueblos. Imponentes, amplios, sólidos y con las comodidades apropiadas para su actividad, fueron edificados casi siempre en una esquina.

Muchos vecinos y vecinas hoy añoran el nombre “Colonia Francesa” aduciendo a que debiera denominarse así. Algunos de los antiguos lo siguen denominando como Colonia Francesa y a sus pobladores como “colonieros”.

Siempre ha sido un pueblo pequeño, con gran dispersión poblacional. Durante aquellos tiempos contaba sólo con algunas casas de quincha en la intersección de las calles Moyano y Cortadera, y se encontraba rodeado de fincas y chacras en unos cinco a siete Kilómetros a la redonda con chalecitos de adobe que hizo construir Don gustavo André.

En las primeras décadas del siglo XX, la urbanización de Gustavo André estaba proyectada al frente de la estación de tren del Ferrocarril Pacífico (estación ferroviaria Ing. Gustavo André, donde hoy se emplaza la cooperativa vitivinícola Altas Cumbres).

Gustavo André forma parte de los territorios que han sufrido cambios bruscos en sus condiciones económicas, sociales y culturales, en por el cierre definitivo de ramales de ferrocarril -la más traumática- y por el éxodo poblacional hacia las urbes cosmopolitas en búsqueda de posibilidades educativas para los hijos e hijas.

Se encuentra entre los poblados marcados por estas circunstancias históricas pero que han podido reconfigurar sus campos materiales y simbólicos. Entre estas dinámicas de desajustes y reordenamientos territoriales y con un espíritu innovador se promueve la puesta en valor de los recursos económicos, culturales y sociales existentes en cada rincón. Se busca impulsar estrategias que potencien la capacidad emprendedora de los actores para que puedan generar proyectos, tareas específicas y puestos de trabajo vinculados al turismo rural con un fuerte sentido de arraigo cultural y de identidad regional. Así, el pueblo puede ser considerado un territorio prometedor para la construcción de una Nueva Ruralidad gracias a la presencia de una actividad motorizadora de la economía circular desde su matriz histórica y cultural basada en el rescate de las realidades sociales y culturales locales propias de su identidad.

Gustavo André sigue siendo un pueblo rural pequeño y una gran zona productiva. Cuenta con pequeñas zonas de monte de algarroba pero la realidad agraria zonal está definida por grandes extensiones de viñedos, olivares y chacras, regados por canales impermeabilizados. Ha sido un territorio agrícola desde sus orígenes.

Hoy fundamentalmente es viña. Las grandes extensiones de produccion vitivinícola lo ubican en el primer lugar de producción de zona Norte así como en el cuarto lugar en toda la provincia de Mendoza. Recientemente se ha incorporado el cultivo de ajo. Del 95 % al 98 % de la producción vitivinícola se realiza de manera cooperativa. Lo que lo destaca es la producción vitivinícola familiar, es decir, la mayoría de las fincas y propiedades del lugar son fincas familiares. Esta activa producción vitivinícola consagra al distrito como fundador anfitrión del Festival Provincial del cosechador.

El distrito combina cultura vitivinícola y cultura orgánica familiar. Se destaca su modelo de desarrollo cooperativo. Además de las cooperativas vitivinícolas, cuenta con numerosas cooperativas y asociaciones de vivienda y con dos asociaciones que administran las redes de agua potable.

El agua de red se instala alrededor del año 1973. Antes de ello, y como los recuerdan los antiguos por los años 1930 a 1950, el agua se obtenía de piletas que tenían todas las viviendas, las cuales se llenaban con agua del río y de las acequias, en aquellos tiempos provistos siempre de caudal de agua. Con el agua de las acequias también, los en ese entonces llamados “camineros” (empleados de vialidad) regaban las calles con baldes. Quien dirigió la construcción de la primera red de agua potable fue Celestino Carletti, administrador de Luis André, en ella ella, los vecinos cavaron las zanjas a pico y pala.

La localidad cuenta con esquinas históricas y con insignias, rincones y rutinas que mantienen tradiciones populares de antaño, lo cual lo convierte en un territorio distintivo respecto a su cultura. Conserva la casona de su fundador, los edificios de las dos primeras escuelas que se erigieron (con la particularidad de que están construidas en “quincha”), la fachada y paredes del “Cine Teatro Colonia”, todo construido de adobe, el “Club social, cultural y deportivo Gustavo André” (el cual mantiene escenario, cancha de bocha y cantina originales), Bares y cantinas antiguas, con sus instalaciones de más de 70 años de antigüedad. Se destaca la antigüedad de las viviendas, muchas de las cuales han sido construidas entre los años 40’ y 50’. Y Se preservan cinco chalets construidos hacia fines del siglo XIX/principios del XX: la casona del fundador, las dos primeras escuelas, la vivienda de los propietarios del antiguo almacén Rodriguez y la casa de quien ordenó construir el Cine Teatro Colonia.

La tranquilidad constituye una marca del terruño y algo de lo cual se disfruta plenamente. Una recorrida por los barrios aledaños al centro cívico y fincas de alrededores nos acerca a gente amable, hospitalaria, calma y trabajadora. Así caracterizan los vecinos y vecinas al lugar, como un lugar donde la gente acostumbra a saludarse, donde prima el respeto, la bondad, la generosidad, la honestidad, la amistad.

Lamentablemente no hace muchos años los asientos del cine fueron vendidos.

El modo de vida apaciguado se refuerza en el tránsito pedestre, con uso frecuente de la bicicleta y del caballo, en algunos casos. Movilizarse de un punto a otro usando como recurso la bicicleta es una práctica cotidiana. El tránsito de auto es muy leve. La tranquilidad de las calles resulta óptima para esta forma de movilidad.