LAS VIOLETAS
Reseña Histórica
Según narran nativos y nativas, el nombre “Las Violetas” se debe a que en sus inicios la zona estuvo cubierta por este tipo de flor. Aquí se decía que había una señora que hacía plantaciones de esa flor, que se dedicaba a plantar esas flores. Frente a la escuela hay una acequia que se encontraba llena de violetas.
La tranquilidad le da una impronta particular al lugar: muchos de los lugareños y lugareñas se trasladan en bicicleta. Así, es común cruzarse con trabajadores acarreando herramientas de trabajo.
La localidad cuenta con escuela, club y centro de salud. Además tiene una capilla antigua, la capilla de la Virgen de la Candelaria. Está conformada por 4 barrios. Las Violetas I, Las Violetas II, la “Asociación de vivienda La Candelaria” y el Barrio Tupac, que actualmente está suspendido.
La primera escuela de la localidad funcionó en una casa de familia. Cuando comenzó a crecer, se trasladó a una casona más grande y luego a su edificio actual bajo nombre de escuela nacional 198, inaugurada por J. D. Perón en el año 1951.
En épocas anteriores contó con dos Almacenes de Ramos Generales y un bar. Hasta no hace mucho tiempo atrás también funcionó otro bar llamado “El Cañita”. De los dos almacenes antiguos, sólo se conserva el edificio del almacén que abrieron Gladys Zani y Alberto Castillo en el año 1969. Siempre se le llamó Almacén Las Violetas y también funcionaba como bar donde se servía bebidas y se jugaba a las cartas. Este almacén se desplaza por el año 2004/5 hasta su lugar actual donde funciona como autoservicio. El otro almacén era el de Ghiotti; allí había un patio donde se llevaba a cabo la fiesta de la vendimia y donde se hacían los bailes de disfraces. Además de la casona donde funcionó el almacén de ramos generales, conserva algunas casonas antiguas, como la de Matus.
De los dos almacenes antiguos, sólo se conserva el edificio del almacén que abrieron Gladys Zani y Alberto Castillo en el año 1969. Siempre se le llamó Almacén Las Violetas y también funcionaba como bar donde se servía bebidas y se jugaba a las cartas.
Según cuenta Florencio Zani, el predio donde se ubica la capilla era una finca de una familia muy religiosa, la familia Gaibassi. La señora siempre tuvo el sueño de construir una capilla. Cuando ésta falleció, su hija le cumplió el sueño. Además esta familia donó el terreno para el club y la escuela.
También funcionó una fábrica de aceite de oliva llamada “Nadal”, propiedad de José Nadal, quien tenía muchos olivos. Esta planta funcionó hasta el año 2013 y hoy se encuentra abandonada.
Algo que la destaca es la laguna de Soria, donde se emplaza el conocido Puesto Soria. También la ex Bodega Donati, la cual funcionó varios años hasta los 80’ y hoy se encuentra completamente abandonada. El Puesto Soria cuenta con granja-camping, venta de chivos, pan casero y quesillo.
Según afirma Florencio Zani, quien trabajó muchos años en la bodega Donati, esta bodega se encontraba entre las mejores de toda la provincia de Mendoza junto con Giol y Peñaflor; tenían otras sucursales en San Juan, Corrientes y Buenos Aires; entraban de a 10 camiones, e incluso recibían vino de otras bodegas para mejorarlo. Trabajaban entre 60 y 70 personas y en tiempo de cosecha “llegaban a apilarse unos 100 camiones”.
Tal como cuentan lugareños y lugareñas, se trasladaba mucho vino de la bodega. Los trenes de carga entraban a la bodega con los tanques y se transportaban los tanques con vino en tren. Los vagones-tanques se lavaban y luego se llenaban.
Las primeras familias fueron de apellido Gonzalez, Zani, Matus, Mámmoli y Ghiotti. La mayoría era de procedencia italiana y ya no vive actualmente. Los y las referentes nativas de mayor edad que viven actualmente son Carmen Ruiz (87 años), Florencio Zani (80 años) y Gladys Ester Zani (76 años).
Florencio Zani, de 80 años, comenzó a trabajar en la bodega Donati cuando tenía 17 años: por la edad, al principio sólo trabajaba durante la temporada de cosecha. Según Zani, la bodega se fue ampliando y requiriendo más trabajadores, entonces, dice, cada vez que surgía alguna novedad, se la asignaban a él. Trabajó en las calderas, con los filtros, en la champagnera, hasta que finalmente abandonó la bodega para dedicarse a la chacra.
Gladys Ester Zani es nacida en Las Violetas y trabajó junto con su hermano en la bodega Donati y en la finca de sus padres. Vive junto con su esposo Alberto Castillo de 72 años quien trabajó también en la bodega y con quien levantó el almacén de ramos generales que hoy tiene la forma de autoservicio. Ellos estuvieron a cargo del negocio hasta el año 2011, momento en que lo alquilan. Alberto Castillo fue presidente del club de Las Violetas por muchos años.
Según narra Gladys Zani en sus épocas de juventud, los jóvenes se trasladaban al cine a Corralitos porque en Lavalle los caminos eran muy malos. Recuerda que los “bailecitos” se hacían en las casas de familia. También recuerda que la cancha de fútbol estaba en otro lugar. Así cuenta que el club se emplazó primeramente en la calle Las Violetas cerca del canal Tulumaya, donde hoy quedan los vestigios de la cancha; luego por los años 70´se trasladó hasta su lugar actual en la ruta Eugenio Montenegro.
Gladys Zani recuerda que cuando era chica tomaban el tren que venía de San Juan una vez por día y se bajaban en la estación San José de Guaymallén. También se trasladaban en tren a la Difunta Correa para lo cual se juntaban unas 5 familias.
Doña Zani trabajó durante 3 temporadas en la bodega, en la champagnera, donde se elaboraba el champagne. Su hermano, Florencio Zani trabajó desde que se inauguró hasta que cerró.
La madre de Alberto Castillo fue la primera celadora de la escuela. Sobre cómo llegó a Las Violetas a trabajar en esa escuela hay detrás una historia muy especial. Ella quedó viuda a los 23 años con dos hijos cuando Alberto Castillo, uno de ellos, tenía tan sólo 2 años. Frente a esta situación, escribió una carta a Evita solicitando ayuda, la cual no tardó en llegar puesto que vinieron funcionarios del gobierno a visitarla y le ofrecieron dos alternativas: una máquina de coser y mobiliario de vivienda o el trabajo de celadora en esa escuela. Optó por el segundo ofrecimiento, por lo que se trasladó a la localidad y se radicó allí. Alberto Castillo agrega que su padrastro contaba que vivía en un ranchito y que tenían una sola muda de ropa junto con su hermano. Ambos iban a distintos turnos así se intercambiaban la ropa en el camino.
Los espacios comunitarios centrales actuales son el Club Social y Deportivo Las Violetas y el Grupo Juvenil “Las Violetas”. En esta zona tiene mucho peso el fútbol; así afirman los y las jóvenes: “empieza el campeonato y no queda nadie en el barrio, todos se van al club”. El club cuenta con una cantina donde se juntan a ver los partidos, a jugar a las cartas; allí también se han organizado conciertos y bailes. El grupo juvenil se formó en el año 2003, y se va actualizando de manera casi hereditaria en términos familiares. Además del fútbol, los trabajadores de la zona se distraen y descansan tomando algo y jugando al pool en el autoservicio “Las Violetas”, de Luis Mayta.
MATRIZ PRODUCTIVA
La producción agrícola es muy diversa, combinando vitivinicultura y horticultura. Tal como afirman nativos y nativas “se produce de todo”: pimiento, verdeo, brócoli, ajo, cebolla, frutales de todo tipo (frutilla, ciruela, melón, sandía). También hay producción de olivares.
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